lunes, 30 de mayo de 2016

El PAM de la Conselleria de Educación excluye al alumnado


Grupos Interactivos, una actuación educativa de éxito que no se contempla en el Programa de Atención para la Mejora
La Conselleria de Educación nos presenta una política educativa que, de aplicarse,  condenará a la exclusión a miles de estudiantes del País Valenciano. El título de esta futura Orden, cuyo borrador ha sido publicado el pasado 12 de mayo, es: “Plan de Actuación para la Mejora, el Programa de Refuerzo para 4º de ESO, el Programa de Aula Compartida para ESO y el procedimiento para la dotación de recursos a los centros sostenidos con fondos públicos, para el curso 2016-2017”.

El documento no ha tenido el mismo eco que el borrador sobre la Jornada Continua o la política que da prioridad a los centros públicos sobre los concertados, sino que ha pasado por debajo de la mesa, aun cuando sus consecuencias pueden ser devastadoras si nos detenemos en lo que plantea. En el caso de los centros de Infantil y Primaria, contempla la atención fuera del grupo de referencia, sin más detalles ni orientaciones sobre cómo debe llevarse a cabo y sin tomar en cuenta lo que recoge la Comunidad Científica Internacional, las aportaciones teóricas más relevantes o los resultados de estudios como el Includ-ed, que formó parte del VI Programa Marco de la Comisión Europea.

Eso significa que si un niño o una niña tiene un nivel de rendimiento inferior al de su grupo de referencia debido a alguna dificultad del aprendizaje, será separado del resto de compañeros y compañeras, excluido de su aula para que, supuestamente, aprenda más. En la actualidad muchos centros, de manera equivocada, aplican esta política que parte de una premisa sin ningún aval científico: los que ya saben no se retrasarán en su aprendizaje y los que no saben, podrán avanzar. Ahora bien, si los centros educativos de primaria y secundaria aplicaban esta medida era por tradición exclusora y por la existencia de planes como el de Diversificación Curricular, pero si revisamos la Orden 52/2015, comúnmente llamada Contrato Programa, documento que será sustituido por el Plan de Actuación para la Mejora, en ningún caso se menciona este método, se habla de incrementar el éxito escolar del alumnado desde una perspectiva inclusiva o de reducir el abandono escolar.

Ya se sabe qué niños y niñas acabarán fuera del aula. En su mayoría serán quienes pertenezcan a minorías étnicas y culturales, los y las que sean de origen extranjero, o aquellos y aquellas provenientes de familias que no les pueden ofrecer el necesario apoyo educativo en casa, por diversas razones económicas y/o sociales. Ningún estudio de las ciencias de la educación o de las ciencias del aprendizaje, que pueda calificarse de tal, avala esta medida, por el contrario, señalan que a mayor interacción y mayor diálogo con sus iguales, los y las discentes podrán superar las dificultades de aprendizaje, y si hay que sacarlos del aula, que sea fuera del horario lectivo, algo que se contempla en el PAM pero de forma extraordinaria.

Para secundaria se proponen actuaciones similares y se especifica cómo deberán plantearse: con aulas de entre 10 y 16 alumnos y alumnas tanto en el caso del Programa de Refuerzo para quienes tengan dificultades del aprendizaje, como en el del Programa de Aula Compartida dirigido “al alumnado en riesgo de exclusión social que presente conductas disruptivas, dificultades de adaptación al medio escolar y tendencia al absentismo escolar crónico o al abandono escolar”. Todas estas políticas son las que han hecho posible las tasas de fracaso escolar en el País Valenciano y en el resto de España. Durante los últimos años comenzaron a perder terreno en aquellos centros que decidieron transformarse para aplicar formas de organización inclusivas como las Actuaciones Educativas de Éxito, formuladas por un equipo interdisciplinar de científicos y científicas sociales del Centro de Teorías y Prácticas para la Superación de Desigualdades de la Universidad de Barcelona (Crea), o que apostaron de múltiples formas por la inclusión educativa.

Vayamos al origen de las medidas que plantea el PAM. Una revisión al libro “Psicología Educativa” de David Ausubel, Joseph Novak y Helen Hanesian, que sirvió de base para la política educativa del Estado durante muchos años y cuyas premisas aún perviven, contiene frases como la siguiente: “Quizá más importante como causa del retraso educativo de los niños negros sea la situación prevaleciente en sus hogares. Muchos padres negros poseen escasa escolaridad y, por consiguiente, son incapaces de apreciar el valor de esta”, pág 422. Si cambiamos “negro”, por gitano, inmigrante o pobre, entenderemos de qué pensamiento surgen estas medidas. Ausubel construyó su visión del constructivismo para contrarrestar el alcance que tuvo la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos impulsada por mujeres como Rosa Parks y por hombres como Martin Luther King Jr. Es esa visión la que posibilita que el Plan de Atención para la Mejora plantee sacar del aula a los niños y niñas con dificultades del aprendizaje en primaria y se les aisle en secundaria con el Programa Refuerzo. 

Medidas como el Programa de Aula Compartida también tienen su referencia en Ausubel: “La motivación académica de los negros y de otros alumnos marginados culturalmente puede ser aumentada… d) concentrándose en el dominio de destrezas intelectuales básicas antes de introducirlos a materias más complejas, en lugar de recurrir a la práctica omnipresente de la “promoción social” (la cual produce estudiantes graduados preuniversitarios “funcionalmente ignorantes”)”, pág. 400.

Por el contrario, si revisamos los aportes científico-teóricos de psicólogos y psicólogas como Lev Vygotski, George Herbert Mead, Jerome Bruner, Gordon Wells o Bárbara Rogoff, o de uno de los pedagogos más influyentes del siglo XX como fue Paulo Freire, sus planteamientos se centran en las interacciones y el dialogo como claves para el aprendizaje y esto implica incorporar a las familias y al resto de la comunidad a participar activamente en los centros educativos. Además, son los autores más referenciados en las investigaciones científicas vinculadas a la educación y el aprendizaje de universidades como Harvard, la número uno del mundo; Wisconsin-Madison, la primera en psicología de la educación; Yale, con el Centro de Estudios Infantiles de mayor relevancia o Cambridge, quinta del mundo y primera de Europa.

Pasemos ahora a las evidencias. De acuerdo con la definición establecida por la Comisión Europea, el agrupamiento homogéneo (streaming) consiste en “adaptar el currículo a distintos grupos de alumnos y alumnas, de acuerdo con su rendimiento, dentro de un mismo centro escolar”. Los tipos de agrupamiento homogéneo son cuatro. El primero consiste en separar al alumnado por niveles de rendimiento como plantea el PAM en primaria, el segundo son grupos de refuerzo y apoyo separados del grupo de referencia como el caso del Programa de Refuerzo, en tercer lugar tenemos las adaptaciones individuales exclusoras y, por último, la optatividad exclusora como ocurre con el Programa de Aula Compartida.

Las investigaciones  realizadas en 26 países de Europa y en otros países del mundo concluyen que los agrupamientos homogéneos que propone el PAM, “no mejoran los resultados de los alumnos y alumnas con un nivel inferior de rendimiento y, además, consiguen peores resultados en el caso de los grupos más vulnerables. Asimismo, el agrupamiento homogéneo dificulta la consecución de los objetivos de igualdad y democracia en la práctica educativa, puesto que dichos términos implican no solo el derecho a ser educado en un ambiente no segregado, sino también el de alcanzar la igualdad en las oportunidades de aprendizaje para poder integrarse en la sociedad en el futuro”. Estas conclusiones se pueden encontrar en Actuaciones de Éxito en las Escuelas Europeas, la investigación de mayor rango y financiación que se ha hecho en el mundo sobre educación, coordinado por un equipo de científicos y científicas sociales del Crea

Revisemos las propuestas. En un estudio realizado en España, publicado en la revista de Educación en 2012, titulado “Reconfiguración de la educación compensatoria en base a las evidencias científicas. Actuaciones inclusivas para la igualdad de resultados”, se hace un repaso a la literatura científica y a los resultados de las diversas investigaciones. Se recomienda utilizar actuaciones educativas de éxito porque garantizan la inclusión sin excluir a ningún niño o niña del aula; extender el tiempo del aprendizaje para dar más a quien más lo necesita fuera del horario de clases; utilizar programas centrados en el aprendizaje instrumental-académico: más matemáticas y más lengua; superar la idea del déficit para diseñar entornos de aprendizaje y currículum que partan de altas expectativas; implicar a las familias y a la comunidad en las actividades educativas del alumnado; y, por último, unificar aprendizajes formales y no formales para trabajarlos de forma competencial.
Hay que saber diferenciar en que una cosa son las decisiones políticas sobre educación, en la que nuestros gobernantes pueden decidir sobre si primar la educación pública sobre la concertada y otra las políticas educativas que deben “basarse en evidencias y no en ocurrencias” como bien apunta el catedrático de la Universidad de Barcelona, Ramón Flecha. Para ello están las científicas y científicos sociales, el profesorado, las familias y el propio alumnado, quienes deben ser consultados sobre la educación que queremos. El borrador del Plan de Actuación para la Mejora del actual gobierno autonómico valenciano debería quedarse en eso, un borrador, ahora la tarea debe centrarse en abrir el debate para formular políticas educativas inclusivas con la participación de todas.