miércoles, 15 de julio de 2015

La bicicleta en tiempos de precariedad

Una señal del sistema de Bicielx. Imagen tomada del blog elxenbici

Hace un año tuve un accidente en bicicleta. Conducía por el carril bici y una persona lo invadió justo cuando yo pasaba, maniobré como pude para hacerle el menor daño posible y plof, ambos caímos a la acera. Hace algunos días me llamó la abogada para decirme que la demanda de la otra persona implicada en el accidente no había prosperado, que el Juez del caso decidió absolverme de todos los cargos.

Esperaba que la justicia fallara a mi favor por varias razones: iba por el carril bici, me detuve a auxiliar al peatón afectado, soy usuario regular del sistema de Bicielx desde hace tres años y no tengo un historial de accidentes o imprudencias, no actué con premeditación. Aún así, yo no veo un triunfo personal en esta decisión, lo que me parece es una demostración de que los grandes perdedores de la movilidad urbana en Elx somos los peatones y quienes utilizamos la bicicleta como medio de transporte.

El carril bici que utilizo con frecuencia es una franja verde, cada vez más desdibujada, que aparece y desaparece a lo largo del paseo de la avenida de la Libertad y luego invade la acera norte de la avenida del Ferrocarril. Es una vía indefinida que obliga a peatones y a ciclistas a vivir en una situación de permanente tensión y rivalidad por definir de quién es ese espacio: hay tramos en los que cruzas por parques improvisados según la hora, otros en los que la gente ocupa toda la acera porque con todo derecho quieren caminar y conversar con amigos/as.

Y aquí es dónde viene la gran pregunta: ¿los peatones y los ciclistas tienen la culpa de que quienes han proyectado la ciudad no hayan pensado en un plan de movilidad real más allá de los coches? Los pasos de cebra por donde, en teoría, pasa el carril bici, no cuentan con una señalización adecuada, lo que desorienta tanto a conductores como a ciclistas y peatones, hay zonas donde puedes pasar subido a la bici, otras donde debes pasar caminando, pero en cualquier caso la señalización es escasa y lleva a confusión.

Desde que se inauguró el carril bici en 2010, con esta precaria infraestructura, miles de ilicitanos/as han elegido la bicicleta como medio de transporte, pero ese aumento de usuarios no ha ido acompañado de una política informativa municipal que integre a los ciclistas, muy por el contrario, quienes van en bici deben ganarse su lugar como miembros de la movilidad urbana, informando a gritos o al accionar el timbre que van por su carril o aguantar insultos de los conductores de coche que desconocen que, de acuerdo a la normativa, una bicicleta en la calzada es un vehículo más.

Pero también hay problemas de corresponsabilidad en los que incurren algunos ciclistas, aunque son los menos. Vivo en la avenida de la Libertad y es frecuente que al salir del portal coincida, yo como peatón, con ciclistas que van y vienen por la acera a demasiada velocidad. Desconocen que la acera es de los peatones y no voy a eximirles de su responsabilidad, pero esta situación es también una de las consecuencias de las carencias institucionales en movilidad, que convierte a los espacios urbanos en una tierra de nadie donde cada uno impone su ley a falta de reglas claras.

Aquí apelo a un recuerdo: cuando fui a prestar declaración en la policía local tras el accidente, los funcionarios me dijeron que estos hechos ocurrían con una frecuencia alarmante, y pensé: ¿esa base de datos no podría servir para que el Ayuntamiento mejore el sistema?. Si a eso sumamos la labor de colectivos como Margallò, que mensualmente convoca a través de Bicicrítica Elx un evento en el que reivindica el uso y el espacio de la bicicleta como medio de transporte, y que ha planteado propuestas concretas y una radiografía de las ciclovías de nuestra ciudad, quizá lo que falta es voluntad política.

Fueron muchas las organizaciones políticas que en las pasadas elecciones municipales incluyeron en sus propuestas la mejora y ampliación de los carriles bici en nuestra ciudad. Me gustaría que nuestros/as concejales/as electos/as que viven en el casco urbano de Elx intentaran viajar un día en bicicleta desde sus casas hasta el Ayuntamiento y luego nos cuenten cómo les ha ido, qué mejorarían, que nos den sus impresiones sobre el tema, porque quienes utilizamos a diario este medio de transporte, padecemos, también a diario, las insuficiencias de este sistema.

La mayoría de las personas que utilizan este medio de transporte son jóvenes, estudiantes y menores de cuarenta años, un colectivo social que en otros ámbitos como el del empleo debe soportar situaciones de precariedad laboral, también hay quienes tienen una visión ecologista o grupos de inmigrados que trabajan, en situación de precariedad, en el campo.
Hay algunas coincidencias entre la condición de clase de quienes viajan en bicicleta y la escasa importancia que han dado las instituciones municipales a fortalecer su uso, no solo como pasatiempo deportivo o postureo moderno sino como medio de transporte.

De momento Elx sigue siendo una ciudad que privilegia a quienes viajan en coche. Existe una pirámide de la movilidad en cuya base están los peatones y los ciclistas, entre todas debemos invertir esa pirámide para que ir en bici, con todos los beneficios que aporta en cuanto a mejora de la salud de la población, reducción de emisiones contaminantes y ahorro, sea una realidad.